El reordenamiento en el primer cuadro de la ciudad de Cuernavaca quedó en una falsa ilusión. En algunas zonas de las calles de Degollado, No reelección y Matamoros es prácticamente imposible caminar por la banqueta.
A una semana de vencerse el plazo para que los vendedores informales se pusieran al corriente, tanto en documentación, pagos, pero principalmente en la extensión de sus puestos para permitir el libre tránsito, dicho acuerdo ha sido ignorado por algunos vendedores.
En un recorrido hecho por esta casa editorial, se constató que en las inmediaciones de las instalaciones de la comisión Federal de Electricidad (CFE) sobre la calle de Degollado, la banqueta apenas alcanza el metro de ancho, sin embargo, hay un puesto de ropa deportiva que excede el metro 80 cm de largo permitido y a pesar de que no exceda los 80 cm de ancho, el espacio para que la gente camine por la guarnición es apenas de unos de unos 15 ó 20 cm.
Al llegar al cruce con Matamoros, se ubican vendedores de bolsas de basura y de venta de bolsas, que obligan a los peatones a bajar por el arroyo vehicular con el espacio mínimo que dejan.
Entre las calles de Matamoros y No Reelección la situación se agrava. A mitad de la calle, se observaron al menos tres puestos de calcetas, cinturones y gorras, cuyas estructuras se sitúan sobre Degollado.
Así mismo un puesto de agujetas, moños y chácharas que impide completamente el paso.
Esto contrasta con las declaraciones vertidas tanto por la autoridad municipal, en voz del secretario general Carlos de la Rosa Segura, y de los propios líderes del comercio ambulante, quienes el pasado 1 de agosto aseguraron que “entrarían al riel” y cumplirían al pie de la letra los acuerdos, además de buscar un reacomodo de aquellos puestos que representaran un peligro para los transeúntes o incluso para el tránsito vehicular.