Diciembre y Enero puede ser un tiempo de reflexión, en donde pensamos mucho en el año que acaba y empezamos a plantearnos metas para el año que está a punto de iniciar, recordamos los últimos doce meses que puede servirnos para aprender de las experiencias y renovar tanto nuestras prioridades como objetivos.
Los propósitos de Año Nuevo son una excelente forma de que nuestro cerebro se centre en lo que quiere lograr en el próximo año:
A veces para cumplir estos propósitos dejamos todo a la fuerza de voluntad, pero que funciona mucho mejor, dicen los expertos, es entrenar las partes del cerebro responsables de vincular las emociones positivas a los nuevos hábitos y acondicionarse a nuevos comportamientos.
Consejos para lograr todos tus propósitos de año nuevo:
- Escribe los propósitos en papel: un estudio demostró que el simple hecho de poner por escrito tus objetivos aumenta la probabilidad de lograrlos en un 42%.
- Sé consciente de los pensamientos negativos: permitir que los pensamientos negativos giren en tu mente consume mucha energía Aparta los pensamientos contraproducentes y todo irá mejor.
- Gasta tu energía en cosas que puedes controlar: no puedes controlar a otras personas o lo que ocurrió en el pasado, pero puedes controlar tus reacciones ante personas y situaciones. Céntrate en lo que puedes hacer aquí y ahora.
- Celebra tus éxitos: crea la base con pequeños incrementos de cambio y sé feliz con tu progreso.
- El entorno es importante: rodéate de personas que puedan darnos un empujón, no arrastrarnos hacia abajo, está claro.
- No desesperes: no te castigues por un error. Aprende de ellos y sigue adelante.
¿CUÁNTAS METAS ME PONGO?
Lo mejor es ir de una por una. Establece un orden de prioridades y arranca con el primer propósito. Tus posibilidades de éxito son mayores cuando canalizas la energía en cambiar solo un aspecto de tu comportamiento a la vez. Ponerse una docena de objetivos puede llegar a ser frustrante y probablemente acabes abandonándolos todos.