El año nuevo llegó y con él los consabidos propósitos para mejorar la vida que van desde comer más saludable hasta ser alcalde.
En general y por años, la gente se propone tener una mejor condición física, hay algunos que incluso pagan su anualidad en el gimnasio, van dos o tres veces y nunca más se vuelven a aparecer en todo el año.
Otros optan por mejorar lo que se llevan a la boca, es decir, lo que comen pero entre el trabajo y las tentaciones de la dieta (tamales, tacos y tortas) o de la comida americana que incluye pizzas, hamburguesas hot dogs, o la comida tradicional mexicana con todas sus variantes engordadoras, quesadillas, sopes, enchiladas, chilaquiles y gorditas, con lo que el propósito se desvanece en el ajetreo del día a día.
Otros optan por ser emprendedores, sobre todo los jóvenes, quienes buscan regresar a la universidad para terminar su carrera o iniciar una maestría, y a la par comenzar un negocio propio que les permita ser sus propios jefes.
Hay quien, ya pasados los años, terminó su carrera, inició un negocio y busca que éstos sean más productivos y prolíficos.
Los más humanistas optaron por ser mejores personas y buscar en lo más recóndito de sus entrañas para lograrlo.
Entre este sector hay quien, a pesar de no ser un propósito sino un buen deseo, consiente de lo cara que se puso la vida aunque sea comerciante, pide para 2024 que los precios no suban más porque eso merma el consumo en la ciudadanía.
Ya que hablamos de buenos deseos, aunque en realidad está entrega era de propósitos, el deseo generalizado entre la población es que su ciudad se pacifique y la delincuencia sea abatida.
Y en esta línea nos encontramos a quien, para 2024, quiere ser alcalde de Cuernavaca (otra vez) y por qué no, se vale soñar y el inicio de año es para eso, para los propósitos y buenos deseos.