Por En los últimos días el volcán Popocatépetl ha sido reportado en amarillo fase 3, por la actividad que ha estado reportando, la expulsión de ceniza y algunas explosiones, ha hecho que los especialistas en la materia empiecen a replicar las medidas que debe de contemplar la población ante este tipo de fenómenos naturales.
El Popocatépetl es uno de los volcanes más activos del país y los millones de personas que habitan a menos de 100 km del cráter, lo convierten en uno de los volcanes más peligrosos del planeta.
La actividad más reciente de la que se tiene registro, data del año 1994, cuando se produjo la primera emisión de Ceniza en cerca de 70 años, la cual causó inquietud entre la población y autoridades.
Fue el 30 de junio de 1997 cuando se registró la erupción más grande registrada hasta entonces. Fue precedida por una serie de sismos volcanotectónicos con magnitud entre 2 y 2.7. La aparición de tremor en el registro sísmico indicó el inicio de la erupción, que tuvo dos pulsos principales. El radar doppler, operado conjuntamente entre el USGS y CENAPRED, mostró señales fuertes de la columna de ceniza.
Los domos emplazados a partir de la erupción mayor de enero de 2001 se han mantenido circunscritos al cráter dejado por dicha erupción, y se ha mantenido un equilibrio entre el volumen de lava emplazado durante el crecimiento de los domos y el volumen desalojado durante las etapas explosivas de destrucción. Si la tasa de crecimiento de los domos se incrementara, no se puede descartar que el nivel de éstos superara la altura del labio inferior del cráter, en cuyo caso se podría presentar un escenario de desbordamiento del domo, que se vería acompañado por el emplazamiento de un derrame de lava y la producción de flujos piroclásticos al derrumbarse el frente del derrame.
Hay que destacar, que un domo volcánico es un cuerpo masivo de lava que se forma cuando el magma es demasiado viscoso para fluir y, como resultado, se forma una protuberancia en el cráter o en el flanco de un volcán.
