Por La flor de pericón, además de tener propiedades medicinales, se le atribuye desde tiempos prehispánicos ser una planta que brinda protección.
El pericón se usaba como ofrenda a Tlaloc, dios de la lluvia, con la finalidad de que las precipitaciones fueran las idóneas para obtener una buena cosecha.
Pero con la llegada de los españoles, esta tradición fue reemplazada por una creencia católica: la fiesta dedicada a San Miguel Arcángel.
Según la tradición, entre el 28 y el 29 de septiembre, día que se celebra a San Miguel, el diablo anda suelto, ya que por las celebraciones el arcángel quizá no esté tan al pendiente, por lo que el diablo aprovecha y busca una casa para meterse y hacer de las suyas.
Pero si se coloca una cruz hecha con la flor de pericón, se protege la propiedad de esta fuerza maligna, por esta razón, podemos observar en casas, departamentos, oficinas y vehículos una cruz de pericón como forma de amuleto.
Afuera de las iglesias católicas, e incluso en las principales avenidas se puede observar a personas realizando y vendiendo las cruces hechas con flor de pericón.
