Oiga maestro, ¿pueden pensar las máquinas como los seres humanos? – el maestro ve detenidamente a su joven vecino, pensando en muchas respuestas para una pregunta tan abierta, pero tan simple, o tan complicada, o ambas – Pues no, no pueden hacerlo – creo que es lo más sencillo y decente que se me ocurrió, pobre organismo multicelular, tenemos más problemas en que pensar en esta colonia, pensó – Es que mire maestro, pos acá estamos discutiendo en que los robots nos van a quitar los empleos, porque pueden pensar, son inteligentes pues, como los teléfonos “smar fons”. Eso de la inteligencia artificial que dicen en la tele, ya ve que ya hay una robot que la hicieron ciudadana; pero como uste’ es maestro pues igual sabe más ¿no? – bueno invertiré unos minutos con esta gente, pensó el amable docente – Mira vecino, en principio, como estableció bien Alan Turing, planteas mal la pregunta, yo te preguntaría ¿puede un perro “pensar” igual que un gato? ¿puede un delfin “pensar” igual que un caballo? No, pues yo creo que no maestro – contesta el carcass, así le dicen porque casi siempre trae una playera de ese grupo de death metal – De la misma manera las máquinas no pueden pensar como los humanos porque no lo son; la pregunta, si cabe, podría ser: ¿pueden las máquinas pensar? Y en eso tendríamos que seguir la línea de la discusión. Oiga maestro – interrumpe el carcass – ese Turing no es el de la película de los nazis y que era homosexual? Sí, ese es, pero no es el de los Nazis, el venció a la máquina Nazi llamada Enigma, y estableció la prueba de Turing, que en principio, si una máquina la pasa, se podría decir que piensa, pero hasta el momento no ha pasado; el maestro da la vuelta para encaminarse a la tienda – espere lo detiene el amigo del carcass, otro vecino al cual le dicen “el estopas” por lo chino del pelo – pero entonces piensan o no? O por qué le dicen a todo inteligente? ¿”smar tivi”; “smar fone”? – piensa largamente como contestar y regula su respiración – Pues no, yo diría que no, son dispositivos muy complejos, repito: muy complejos, que elaboran tareas cotidianas, de manera autónoma, para facilitar o liberar de tiempo a los humanos, o sea vecinos, de momento los robots sólo pueden hacer tareas en las que no se requiere realmente el complicadísimo proceso de pensar, sólo tareas fáciles que se pueden automatizar, pero no, no piensan. Por ejemplo si tu me enseñas a cambiar la batería de un coche, la próxima vez lo haré yo sin ayuda; estoy consciente de que aprendí a hacer algo; pero si una máquina de inteligencia artificial, por ejemplo, cambia una batería y no lo hace correctamente, ella misma guarda la información del error, y la siguiente vez que lo haga, lo hará mejor o como debe ser; pero vecino, la pregunta es ¿tiene consciencia la máquina de que está aprendiendo? ¿Sabe que sabe? Eso sólo los humanos lo tenemos vecinos, hasta el momento. Y si su preocupación es que van a perder el empleo, la respuesta es seguramente sí, manejar es una tarea que se puede hacer con un autómata – shiale, shiale – dice el carcass, ¿cómo así profe? Pues sí – responde el amable maestro – varios empleos están en riesgo o tienen una probabilidad alta de desaparecer, como los choferes, los empleados de un “call center”, los recepcionistas, los pintores, entre varios. ¿Y los profes? – pregunta el estopas – No, los profesores no, o por lo menos según estudios económicos recientes, la probabilidad de que un autómata nos sustituya es muy baja, repito: muy baja, buena noches vecinos. Ah y de esa anomalía o aberración de robot que dice, lo de la que es ciudadana, si quiere otro día hablamos; mmmm ya cerró la doña la tienda, ya no pude comprar; si quiere lo llevo al oxxo – dice el carcass – de grapa, obvi prof!
En la mente del megamente