La movilización nacional en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE) y la democracia, mejor conocida como Marea Rosa, logró el cometido, mostrar una vez más músculo pero no congruencia.
En Morelos, la marcha tuvo lugar en la ciudad de la eterna primavera, Cuernavaca, donde cientos se dieron cita ataviados de rosa y blanco, en su mayoría gente de la tercera edad.
Las banderas de México y del INE ondearon por todo lo alto, el grito de democracia sí, dictadura no, se dejó sentir.
El ánimo era bueno desde el Chapitel del Calvario hacia las letras de Cuernavaca, frente a Palacio de Gobierno.
Lo estrecho de las calles dio la impresión de una marcha mucho más grande de lo que fue, unas 2 mil 500 a 3 mil almas, cantidad nada menor.
El famoso Chikinkiro, un perrito callejero adoptado por la banda reporteril, hizo acto de presencia, echó bronca con los perros “fifís” que llevaron a la marcha, y como suele hacerlo, se colocó al inicio de la marcha, donde personajes como Brenda Valderrama, exsecretaria de Ciencia y Tecnología el sexenio pasado, o Teresa Domínguez, cuyo paso en la titularidad del Instituto de la Mujer en la misma administración perredista fue más que cuestionado, se dejaron ver.
También estuvieron presentes los presidentes estatales del PAN y PRI, Dalila Morales y Jonathan Márquez, respectivamente; el diputado Oscar Cano; Toto Lavín, quien fuera el primer presidente del Instituto Electoral local; el priísta Jorge Meade Jr.; Víctor Mendoza, expresidente de Coparmex; los recientes ingresados al Frente Amplio por Morelos (PAN, PRI, PRD, RSP) Arnulfo Montes Cuen y la candidata al Senado, María de la Luz Villa, quienes eran férreos defensores morenistas hasta que se quedaron sin candidatura en el actual proceso electoral, entre otros.
La marcha caminó sin contratiempos por la calle de Matamoros hasta la cuchilla donde se vuelve Galeana, a unos pasos del Teatro Ocampo. Ahí, durante una breve pausa, algún adepto con iniciativa gritó, “Viva la democracia, vivan las instituciones, viva Cristo Rey”, lo que provocó que más de uno volteáramos a verlo con cara de sorpresa, risa y confusión.
El exabrupto pasó rápido y se reinició la marcha, donde la propia logística dio al traste con todo.
La marcha se dividió en dos, la mayor parte se colocó en las escalinatas de la Plaza de Armas, donde una pantalla de proporciones menores resultó insuficiente al igual que el deficiente sonido y el sol que ya caía a plomo, hicieron estragos y más de 100 prefirieron esconderse bajo la sombra de algún árbol, que esperar estoicos bajo la inclemencia del sol a que empezara el discurso del expresidente del INE, Lorenzo Córdova en la explanada del Zócalo de la CDMX.
Otro tanto se quedó sobre la calle de Hidalgo, donde se colocó otra chiquipantalla, con mejor sonido.
Luego de casi una hora, finalmente inició el discurso de Córdova en la plaza más importante del país, donde la gente la abarrotó y cada que el exfuncionario federal hacía una pausa, era aclamado.
Pero en la Plaza de Armas el ánimo había caído, incluso por minutos imperó el desorden y la confusión cuando una sujeta con iniciativa subió a la “C” del letrero emblemático y desde ahí gritó, “hay que tomar la plaza”, por lo que unos subieron, otros bajaron y otros ni se movieron, hasta que alguien la “aplacó” y desde el sonido se escuchó la indicación, “cuando acabe Lorenzo todos subimos a la plaza a cantar el Himno”…Matracas, banderas y consignas volvieron a ondear, sonar y mostrarse, mientras seguía el discurso de Córdova.
“Hace 40 años no había instituciones que protegieran efectivamente nuestros derechos, no había espacios para que la diversidad política se expresara, eran tiempos de un pretendido pensamiento único, de un ejercicio autoritario del poder donde antes de que se votara ya se sabía quién había ganado las elecciones”.
El discurso cayó como agua helada porque parte de la concurrencia, tricolor debajo de su vestimenta rosa, fue, y es, justo parte de ese pensamiento y actuar.
Pero no fue lo único que “cayó gordo” de Lorenzo, cuando se aventó la puntada de decir que la marcha no era contra ningún aspirante electoral, partido político o gobierno, más de uno volvimos a voltear con cara de extrañados, burlones y confundidos, hacia las innumerables consignas contra el presidente y su gobierno.
Luego de 20 minutos, que ya para entonces se sentían como dos horas, Lorenzo acabó, no sólo con su discurso sino con la congruencia y ánimo de varios, tanto en el zócalo de la CDMX como en la explanada de la Plaza de Armas.
En el sonido se escucharon de inmediato los acordes del Himno pero como acá en Cuernavaca, la cosa siempre es “más relajada”, cuando reaccionó la marea rosa ya estaban en el “y retiemble en sus centros la tierra”, por lo que, por qué no, los que aún quedaban, menos de la mitad que iniciaron, se dirigieron hacia la plaza con la consigna “fuera López”…Cuando el millar de “sobrevivientes” se organizó por fin, el sonido local ya ni sonaba porque hacía más de 5 minutos que el Himno había concluido.
Sin importar lo desafinado que cantaba el que estaba detrás del micrófono, entonó el consabido “Mexicanos al grito de guerra”, unos cuantos minutos después, una mujer intentó, sin mucho éxito, que las 500, 400, 300, 100 personas que aún quedaban, entonaran la Marcha morelense, que a esas alturas se diluyó totalmente en el trajín de la ciudad, un domingo al mediodía.