PLASMAN A “REPORPERRO” EN MURAL CONTRA MALTRATO ANIMAL

PLASMAN A “REPORPERRO” EN MURAL CONTRA MALTRATO ANIMAL

El trazo hábil de Carol Goddard “inmortalizó” a “chikinkiro”, un amigable cuadrúpedo mestizo de talla mediana, amarillo con manchas blancas en un mural que realiza sobre la barda perimetral de la iglesia del Calvario, en pleno centro histórico de Cuernavaca.

La obra de Carol se realiza a solicitud del área de Turismo del ayuntamiento capitalino para la recuperación de espacios y atraer visitantes para que se tomen la consabida selfie con el “reporperro” y sus amigos.

“Chikinkiro”, como fue bautizado por algunas camaradas reporteriles, es un perro que cuida la Plaza de Armas de Cuernavaca, está presente en toda manifestación y es cuidado por la “perrada”, como se le conoce a las y los reporteros de a pie quienes lo defienden de otros perros, lo curan cuando lo ataca un perro más grande, y hasta le llevan de comer, actitud que replican varios comerciantes y vecinos de la periferia.

El mestizo se hace acompañar del “güero” y del “blanco”, que son sus cuates, y han sido plasmados en infinidad de imágenes por los fotorreporteros porque, religiosamente, aparecen cuando alguna protesta toma lugar en la plaza, o en los actos oficiales, cuando le ladran a uno que otro ente indeseable.

Esas imágenes y las historias que las y los reporteros publican sobre el “colega” y sus amigos llamaron la atención de Carol, quien un día se topó con el camarada y captó con su teléfono celular la ternura del animalito.

Cuando la Dirección de Turismo le ofreció a Carol el proyecto del mural, la duda de todo artista se hizo presente, qué trazo seguir. La respuesta la obtuvo de la propia iglesia del Calvario, consagrada a San José, que también venera a San Francisco de Asís, patrono de los animales.

El mural de Carol, sobre la calle Agustín Güemes, es una continuidad de uno anterior, hecho por ella misma, que rememora unas enormes flores en tonos rosas y rojos. Inmediatamente después, tres alegres perros “persiguen” al peatón con miradas amables sin percatarse que unos cuantos pasos adelante hay un gato que sale entre la maleza en espera de no ser detectado por los canes.

Cada perro tiene un significado. “Chikinkiro”, quien posa echo un ovillo en actitud apacible, espera a ser acariciado y no apaleado como con frecuencia ocurre con los perros de la calle.

La figura central está enmarcada por unas puertas, que emulan la entrada a una iglesia. Un gallardo pitbull asoma parte del cuerpo y proyecta seguridad pero no fiereza.

Finalmente otro mestizo manchado está erguido sobre sus patas traseras en busca de algo que aún no se ha plasmado. Se le ve feliz y decidido a alcanzar ya sea al gato o un ave, o lo que la artista decida para acompañar al trío.

El trazo en una superficie tan irregular no ha sido fácil. Carol está a la espera de andamios para pintar la parte superior de la barda, unos cuatro o cinco metros más, en tanto da los últimos toques a su obra realista que sorprende gratamente a más de uno, que busca afanosamente el ángulo para la foto y presumir la imagen con el “reporperro” y sus cuates.

Carol Goddard

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