POLICÍAS SACRIFICAN TIEMPO Y FESTEJOS CON FAMILIA EN TEMPORADA DECEMBRINA

POLICÍAS SACRIFICAN TIEMPO Y FESTEJOS CON FAMILIA EN TEMPORADA DECEMBRINA

La Navidad está a la vuelta de la esquina. Las familias se preparan para pasar una noche entre viandas y bebidas con aquellos seres queridos que no han visto algunos en años para el reencuentro añorado.

Pero no todos podrán estar en familia, especialmente aquellos cuyo encargo les impide estar con sus familiares. El sacrificio de pertenecer a una corporación policiaca conlleva el perderse momentos especiales en familia como la graduación de un hijo o el ver las caritas sonrientes de los niños al abrir el “regalo prometido”. Tal es el caso de Antonio Miguel Escamilla, director de Programación y Operaciones de la Secretaría de Protección y Auxilio Ciudadano (Seprac) de Cuernavaca o de Alma Lilia Castro Espinoza, quien es comandante de la Policía de Género.

Para el director Antonio Miguel, esta temporada se complica no sólo por el incremento de operativos para inhibir la acción de criminales, quienes aprovechan que la gente recibe su aguinaldo o que llevan fuertes cantidades de dinero consigo para realizar las compras alusivas.

También deben sacrificar el sentarse a una mesa con su esposa, su pareja, sus hijos y los familiares que llegan de cualquier rincón.
“Llevo 20 años en esta corporación y he visto prácticamente de todo estando de guardia, es un trabajo duro, difícil, los policías tenemos que sacrificar parte de nuestra vida para cumplir con nuestras obligaciones y por ende descuidamos a nuestros seres queridos, nosotros no pasamos estas fiestas con nuestras con ellos como el resto de la población que disfruta de estas fechas”, relató.

Para el director de Operaciones, uno de los mayores sacrificios que tuvo que hacer fue perderse la graduación de una de sus hijas.
Alma Lilia, quien lleva ya 9 años en la Seprac, madre soltera de dos jóvenes, el trabajo ha sido arduo y por momentos difícil.
“Recuerdo una Navidad donde atendimos un reporte para auxiliar a dos niños cuyos padres fueron asesinados”. El hecho aún conmueve a la comandante quien antes de ingresar a la policía era catequista.

“Me encomiendo mucho a Dios y le pido por mí, por mis hijos y por mis compañeros, porque sabemos cuándo salimos pero no cuando regresamos, y la gente no repara en ello, no considera lo que sacrificamos”.

Como mujer de fe, Alma Lilia, lejos de reprochar lo que sacrifica, agradece el tener un trabajo porque gracias a él, sus hijos han salido adelante. “El más grande ya se graduó de abogado y mi otro niño ya va en prepa, ellos saben que si no estoy con ellos es porque estoy trabajando y porque también otros niños pueden necesitar de nuestra ayuda”, expresó.

Para ambos elementos policiacos, la temporada se torna difícil pero la esperanza asoma en sus rostros ante la promesa que en Navidad descansarán, no así en Año Nuevo, pero el cumplimiento del deber es primero, dicen, y compensa los sacrificios.

Antonio Miguel Escamilla
Alma Lilia Castro Espinoza
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