¿PUEDEN LAS BATERÍAS DE HIERRO SUSTITUIR A LAS DE LITIO?

¿PUEDEN LAS BATERÍAS DE HIERRO SUSTITUIR A LAS DE LITIO?

El litio es un mineral estratégico como componente esencial de baterías y pilas gracias a su potencial electroquímico. Además, es fundamental para ordenadores, tabletas, smartphones, coches eléctricos, etcétera. Sin embargo, es un metal escaso y de precio muy elevado. La pregunta es ¿hay alternativas a las baterías de litio?

Algunas empresas dedicadas a las energías alternativas aseguran que cuentan con una tecnología que puede almacenar energía renovable durante más tiempo.

Estas baterías se basan en una tecnología llamada química de flujo de hierro. La idea es utilizarlas en proyectos solares, para permitir que las centrales eléctricas puedan seguir proporcionando electricidad durante horas tras la caída del sol.

De igual manera, los expertos señalan que si bien, las baterías de iones de litio desempeñarán un papel fundamental en la electrificación del transporte y otros proyectos, el almacenamiento de energía a escala de red de mayor duración necesita una batería diferente. El principal motivo es que aunque el precio de las baterías de iones de litio ha bajado un noventa por ciento en la última década, esta incluye metales caros como el cobalto y el níquel, que limitan que pueda seguir bajando de precio. A diferencia de las baterías de iones de litio, las de flujo de hierro son realmente baratas de fabricar.

Todas las baterías tienen cuatro componentes: dos electrodos entre los que se mueven las partículas cargadas al cargarse y descargarse la batería, un electrolito que permite que las partículas fluyan sin problemas y un separador que evita que los dos electrodos formen un cortocircuito.

Sin embargo, las baterías de flujo no se parecen en nada en tamaño a las que hay en los smartphones o los coches eléctricos. Esto se debe a que el electrolito debe moverse físicamente mediante bombas cuando la batería se carga o descarga, eso hace que estas baterías sean grandes.

Lo que ocupan en espacio lo compensan en coste. Las baterías de iones de litio para el almacenamiento a escala de red pueden costar hasta trescientos cincuenta dólares por kilovatio-hora. Las baterías de flujo sólo requieren un electrolito adicional, que puede costar tan sólo veinte dólares por kilovatio-hora.

Pero no es oro todo lo que reluce. Las baterías de flujo de hierro tienen un problema. Durante la carga, la batería puede producir una pequeña cantidad de hidrógeno, síntoma de reacciones que, si no se controlan, acortan la vida de la batería.

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