La gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia, y la secretaria de Cultura federal, Claudia Curiel de Icaza, encabezaron este martes la entrega oficial de tres importantes templos históricos restaurados tras el sismo del 19 de septiembre de 2017, ubicados en Yecapixtla, Atlatlahucan y Totolapan.
Durante una gira de trabajo, ambas funcionarias visitaron los conventos de San Juan Bautista, San Mateo y San Guillermo de Abad, respectivamente, para constatar los trabajos realizados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en coordinación con autoridades estatales y municipales, dentro del Programa Nacional de Reconstrucción (PNR).
Reconstrucción de templos con sentido histórico y comunitario
Margarita González Saravia reconoció el valor cultural e histórico de estas edificaciones, declaradas desde 1994 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco:
“Somos un estado privilegiado en patrimonio cultural. Gracias al INAH y al trabajo comunitario, hoy estos espacios están de pie y deben seguirse conservando”, afirmó la mandataria ante vecinos de Totolapan.
Por su parte, Claudia Curiel de Icaza subrayó que la restauración del convento San Guillermo de Abad, el segundo más dañado en el estado, es muestra del compromiso del Gobierno federal con el patrimonio nacional.
“Este proyecto de reconstrucción no tiene precedentes; se destinaron más de 10 mil millones de pesos en todo el país y Morelos fue prioridad por su riqueza conventual”.
Apoyo internacional y recuperación integral
En el acto protocolario, se develó una placa conmemorativa que reconoce el apoyo del Gobierno de Chile, el cual aportó 20 millones de pesos a través del Fondo de Cooperación México-Chile operado por la AMEXCID. A la ceremonia asistieron representantes diplomáticos, legisladores y secretarios estatales.
Según datos oficiales, en Morelos se reportaron 259 recintos religiosos dañados por el sismo: 122 con afectaciones graves, 82 moderadas y 55 menores, además de 1,297 bienes muebles religiosos afectados, como esculturas, campanas, pintura mural y retablos.
Esta restauración no solo preserva la memoria histórica, sino que representa un paso clave en la reconstrucción integral y espiritual de las comunidades afectadas, resaltando el trabajo conjunto entre comunidades, federación y estado.