El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este domingo a través de su red Truth Social que ordenará la reapertura de la antigua prisión de Alcatraz, ubicada en una isla frente a la costa de San Francisco, California.
El anuncio incluye planes para ampliar y modernizar el recinto, actualmente gestionado como parque nacional, con el fin de encarcelar a los “criminales más violentos y despiadados del país”.
“Ya no seremos rehenes de criminales, matones y jueces que no hacen su trabajo”, escribió Trump. “La reapertura de Alcatraz será un símbolo de ley, orden y justicia”.

CRÍTICAS DESDE EL CONGRESO Y CUESTIONAMIENTOS LEGALES

La propuesta ha generado un rechazo inmediato por parte de líderes demócratas.
Nancy Pelosi, expresidenta de la Cámara de Representantes y representante del distrito que incluye Alcatraz, calificó la idea como “no seria” y recordó que el lugar, cerrado en 1963 por sus altos costos operativos, hoy es una de las atracciones turísticas más populares de Estados Unidos.
El senador estatal Scott Wiener fue aún más duro, describiendo el plan como “profundamente desquiciado” y “un ataque al Estado de derecho”.
VIABILIDAD DUDOSA Y ALTO COSTO OPERATIVO

Alcatraz cerró como prisión federal en 1963 debido a los elevados costos de operación: mantenerla abierta era casi tres veces más caro que otras prisiones federales.
Según expertos, para volverla operativa se necesitarían inversiones multimillonarias, además de un proceso legal para revocar su estatus como Monumento Histórico Nacional, designación que ostenta desde 1986.
Además, el sistema penitenciario federal ya cuenta con una reducción del 25% en su población y muchas camas vacías, lo que pone en duda la necesidad de una prisión adicional.
Alcatraz, también conocida como “La Roca”, albergó a criminales famosos como Al Capone y “Machine Gun” Kelly.
Ha sido inmortalizada en películas como La Roca y Birdman of Alcatraz. Para muchos, su reapertura sería más un gesto político que una medida efectiva de política criminal.
Aunque aún no se han dado detalles oficiales sobre el presupuesto, cronograma o viabilidad legal del proyecto, la intención de Trump de convertir el histórico penal en un ícono de mano dura ha encendido un nuevo debate sobre la dirección del sistema penitenciario estadounidense.