Rafael Cauduro pertenece a los artistas mexicanos de los años 70 siendo uno de los pocos que se desarrollaba de manera independiente y solitaria. Al final de esa década se viene a vivir a Cuernavaca donde montó su estudio y sigue trabajando hasta el día de hoy.
Como siempre el Museo Juan Soriano nos recibe en la galería principal con una especial escultura de bronce llamada “El Mártir” que narra los horrores de las personas que abandonan todo en busca de una mejor vida.
Hay una clara evolución en el trabajo del Rafael, desde sus inicios como caricaturista, algunas obras un tanto abstractas, hasta el estilo que hace suyo. Obras que parecen fueron rescatadas de los escombros de la época renacentista y que con el paso de los años no se salvaron de la colisión entre el arte urbano y contemporáneo.
Los personajes monstruosos y angelicales se reúnen en un mismo plano de horror/belleza que es posible solo fuera de la realidad férrea.”
– Alesha Mercado Curadora
Tres muros en color azul dividen por bloques la exposición principal para luego bajar al cubo (otra sala del museo) donde las puertas de cristal se abren y tenemos la oportunidad de explorar parte de su taller y más del contexto artístico de Rafael.
Desde el Colegio de San Ildefonso llegan a la Ciudad de la Eterna Primavera las obras de unos de los artistas más importantes de México de la segunda mitad del siglo XX. Deterioro, divinidad y expiación son parte clave de la narrativa de Rafael Cauduro.