VIOLENCIA CONTRA PERIODISTAS INICIA LEVE, PERO TERMINA CON MUERTE

VIOLENCIA CONTRA PERIODISTAS INICIA LEVE, PERO TERMINA CON MUERTE

La violencia en contra de periodistas inicia “leve” pero termina con agresiones físicas, amenazas incluso la muerte.

Este es tan solo un extracto del discurso que mi colega y amigo Jaime Luis Brito dio la tarde de este miércoles en el recinto legislativo al recibir el premio al Mérito Periodístico.

Su discurso fue fuerte, claro, conciso, incluyente. Dejó de manifiesto el juego perverso que juegan varios actores políticos y la piel tan sensible que tienen cuando una nota no les favorece.

“Agredir a periodistas es apostar a que perdamos la capacidad de ser más libres. Porque es fundamental recordarles, a quienes ostentan un cargo público, que ese poder no es suyo, se les confirió temporalmente y más tarde que temprano tendrán que dejarlo. No son poderosos, sólo ejercen un poder temporal.”

Aunque claro, nadie puede escapar a la seducción de ese poder y pensar que eso los hace intocables. Eso es falso, al ser representantes populares o funcionarios públicos están más expuestos a la crítica.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dejado claro que tener poder conlleva estar expuestos al escrutinio público.”Así que no se incomoden, asuman la crítica como algo que implica mejorar su trabajo, no lo vean como ataque, no están en el centro del mundo, dejen a un lado el narcisismo, aguanten vara o retírense”. El mensaje cayó en oídos sordos.

Mientras el compañero leía su discurso, la mayoría de las y los legisladores hacían de todo: revisar incesantemente su teléfono, hablar con su personal o cotorrear entre ellos, así estuvieron a cuadro mientras la voz de Jaime Luis hacía alusión al sinnúmero de agresiones de las que ha sido blanco el gremio en Morelos.

“No se olviden, ustedes, quienes son parte de los poderes, que se irán cuando acabe su periodo, las personas periodistas no, aquí seguiremos, haciendo lo que sabemos hacer mejor: indagando, preguntando, inquiriendo, fiscalizando, siempre como un ejercicio ético y deontológico claro, del lado de la víctima y dando voz a quien no la tiene. Esto no gusta a todo el mundo, pero así es, afortunadamente, sirve para construir ciudadanía y democracia.”… al igual que José Alfredo Jiménez, se considera que la vida no vale nada. El Estado y sus grupos de poder formal y fáctico gestionan ya no la vida sino más bien la muerte, declarando la guerra de exterminio contra quienes se considera desechables: mujeres, indígenas, jóvenes, niñas y niños y por supuesto, periodistas”.

Las palabras siguieron, al igual que la indolencia y la sordera, que lo mismo daba el discurso que la protesta que realizó la compañera de Cuautla Rosa Linares por las amenazas vertidas en su contra y de su hijo protagonizadas por el edil de aquella localidad.

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